Stencil sobre tablero escolar y vieja pintura sin tensar.
Esta pieza dispone en el escenario conceptual una ingenua pintura de los primeros niveles de academia, pero, perfectamente podría acomodarse cualquier otra imagen en este tablero.
A través de una premisa textual se señala el anacronismo de lo pictórico y en contraste, se pone de relieve la fatiga del artista: qué tan actual y diciente nos resulta la pintura en la producción plástica contemporánea? y, qué tanto se agota un artista en su propio discurso?
Finalmente, la pintura ha sido sacrificada tantas veces como el descanso del artista. Hay fatiga disciplinar y hay fatiga del oficio, pero la insistencia siempre es mayor. Quizás el artista descansa muy poco, puesto que la posición horizontal del cuerpo se asocia no solamente al sueño, sino además, a la muerte y al placer. Vaya ironía, no sin cierto aspecto masoquista.
Esta pieza dispone en el escenario conceptual una ingenua pintura de los primeros niveles de academia, pero, perfectamente podría acomodarse cualquier otra imagen en este tablero.
A través de una premisa textual se señala el anacronismo de lo pictórico y en contraste, se pone de relieve la fatiga del artista: qué tan actual y diciente nos resulta la pintura en la producción plástica contemporánea? y, qué tanto se agota un artista en su propio discurso?
Finalmente, la pintura ha sido sacrificada tantas veces como el descanso del artista. Hay fatiga disciplinar y hay fatiga del oficio, pero la insistencia siempre es mayor. Quizás el artista descansa muy poco, puesto que la posición horizontal del cuerpo se asocia no solamente al sueño, sino además, a la muerte y al placer. Vaya ironía, no sin cierto aspecto masoquista.
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